viernes, 19 de octubre de 2007

AMAYA MARIO ABEL.


Un alto en las obligaciones de difusión de ideas para la contienda electoral e inciar el día recordando a Mario Abel Amaya muerto en el Hospital de la Cárcel de Devoto hace, hoy, 31 años.
El joven Diputado Nacional por Chubut no soportó el impiadoso nivel de torturas infligido por los secuaces de la Dictadura Militar. Amigo ejemplar, mi ultimo recuerdo de él es previo al Golpe del 24 de Marzo de 1966 acompañándome al Departamento Central de Policía para renovar mi pasaporte. El proceso del tramite fue muy tenso y humillante, no obstante sus fueros y cumplió su deseo de apoyarme con un encomio conmovedor. Su humildad tenia la dimensión de su valentía. Al final me invitó a almorzar. Fue la única persona que conocí que en un restaurante pidiera dos postres.
Compañero de bancada de Osvaldo Álvarez Guerrero, y amigo, estaba en la mira de los asesinos igual que el Senador Nacional, tambien por Chubut, Hipólito Solari Yrigoyen, igualmente martirizado y luego exiliado.
Más oscura que la real parecía la noche en los suburbios porteños donde se realizara el velatorio. El aire tenia la densidad del miedo y el desafío era superarlo. Hubieron gestos de valentía y arrojo en el testimonio. Recuerdo dos. A Gabriela González Gass siempre cerca del féretro aun los peligros que implicaba. Y a Liborio Pupilo, en aeroparque cuando se embarcaban sus restos a Chubut, al advertir que no iban nadie a entregarlos a su madre y hermanas, sacó en el acto un pasaje y embarco en ese avión y nos representó a todos en una acción valiente y de un dolor inimaginable.
Liborio Pupilo y Gabriela Gonzalez Gass fueron diputados por la Unión Cívica Radical de la Capital Federal. El primero fallecido. La segunda siempre militante.
Iniciamos el día para recorrer ciudades y difundir nuestros proyectos y, entonces, recordando al amigo muerto y a su nombre, que es el de cientos de ateneos radicales expandidos en el País.
Y teniendo la mirada en los dichos de Aldo Rico a Kunkel sobre su unidad frente al desafío de Cristina Presidente (y su amistad con Galimberti y Firmencich). . Y explicándome cada vez mas al cinismo como matriz de la tragedia nacional. En 1983 los derrotamos. El País hoy no los contiene pero la lucha continua por la honestidad política junto al deber de trabajar por las mejores cosas para la Patria. Las que vendrán de la escuela y de los barrios. Una escuela y un barrio, en Chubut, tienen el nombre del amigo al que recuerdo: Mario Abel Amaya..

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