sábado, 1 de diciembre de 2007

NOTA 62. EL DEBATE 2. Entender las Asambleas

Esta es una sintesis del capitulo 9 del monumental “La Rebelión de las elites y la traición a la democracia” de Christofer Lasch. Se titula ‘EL ARTE PERDIDO DE LA DISCUSIÓN” en donde excluyo aspectos que hacen al rol del periodismo en la historia norteamericana en la idea de mantener el hilo de la esencia del debate y en camino a la Asamblea Provincial.
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“Llevamos muchos años celebrando la promesa de la era de la informacion..............
Respecto a la afirmación de que la revolución de la informacion elevaría el nivel de la inteligencia publica, no es un secreto que la gente sabe menos que antes sobre los asuntos públicos. Hay millones de americanos que no sabrían decir nada sobre los contenidos de la declaración de derechos, para qué sirve la Constitución sobre los poderes del presidente, como nació el sistema de partidos o como funciona. Según una encuesta reciente la mayoria de los americanos creen que Israel es una nación árabe. En lugar de echar la culpa a las escuelas de estas descorazonada ignorancia sobre los asuntos públicos, como solemos hacerlo, debemos buscar una explicación mas completa en otro lugar, recordando que la gente esta deseando adquirir los conocimientos que va poder utilizar. Como el pueblo ya no participa en debates sobre asuntos nacionales, no tiene motivo alguno para informarse sobre los temas cívicos. Lo que hace que la gente esté poco informada no es el sistema escolar –por malo que sea- sino la decadencia de la discusión publica a pesar de las maravillas de la era de la informacion. Cuando la discusión se convierte en un arte perdido, la informacion, aunque este plenamente disponible, no causa impresión alguna.
Lo que requiere la democracia no es informacion sino un debate publico vigoroso. Por supuesto también requiere de información, pero la clase de informacion que necesita solo puede generarse mediante la discusión. No sabemos que es lo que necesitamos saber hasta que hacemos las preguntas correctas sometiendo nuestras ideas sobre el mundo al test de la controversia publica. La informacion, que suele considerarse la condicion previa necesaria de la discusión, se entiende mejor como resultado. Cuando participamos en discusiones que enfocan y atraen nuestra atención, nos convertimos en ávidos buscadores de la información pertinente. De lo contrario recibimos la informacion pasivamente, si es que en realidad la recibimos. (NR. Entre nosotros, y no obstante, le posición de la información “la novedad” es un dato de poder de elite por más intrascendente que sea al mediano y largo plazo y hasta un dato sicótico, de parte de quienes la manipulan).
Luego de referirse a la experiencia norteamericana de los debates presidenciales en la tradición de los de Lincoln y Douglas, y el rol del periodismo político, y la evolución de los objetivos progresistas Lasch nos dice: “El intento de convencer a los demás de nuestros puntos de vista tiene el peligro de que, por el contrario, seamos nosotros los que adoptemos sus opiniones. Tenemos que entregar imaginariamente en los argumentos de nuestros oponentes, aunque solo sea para refutarlos, y podemos acabar persuadidos por los que queremos persuadir. La discusión es arriesgada e imprevisible, y por ello educativa. La mayoria de nosotros tendemos a concebirla –igual que Lippman- como un choque de dogmas rivales, un combate a gritos a los oponentes. Se gana cambiando la opinión de los oponentes, algo que solo puede suceder si escuchamos respetuosamente los argumentos contrarios y, sin embargo, persuadimos a sus defensores de que en esos argumentos hay algún error. En el curso de esta actividad también podemos llegar a la conclusión de que es en nuestros argumentos en los que hay algún error. Si insistimos en que la discusión es la esencia de la educación, defenderemos la democracia no como la forma de gobierno más eficaz sino como la más educativa., Una forma de gobierno que amplia el circulo del debate lo más posible obligando así a todos los ciudadanos a expresar sus opiniones, a poner en riesgo sus puntos de vista y cultivar las virtudes de la elocuencia, la claridad de pensamiento y expresión y buen juicio. Como hizo notar Lipmnann, las pequeñas comunidades son el lugar clásico de la democracia: pero no por que sean completas, en si mismas sino sencillamente por que permiten la participación de todo en los debates públicos. En lugar de depreciar la democracia directa por inaplicable a las circunstancias modernas, tendremos que volver a crearla a una escala más grande.............................."


Ilustra aclarar que el propósito de este libro apunta a remover la tesis vigente, en una época, en la que se sostuvo que la “rebelión de las masas” amenazaba el orden social y las tradiciones civilizadoras de la cultura occidental. Pero en nuestra época, la principal amenaza no parece proceder d las masas sino de los que se encuentran en la punta de la jerarquía social. Este notable cambio de rumbo confunde nuestras expectativas sobre el curso de la historia y pone en cuestión suposiciones aceptadas durante mucho tiempo.

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