lunes, 13 de octubre de 2008

Nota 211: 1983: EL FACTOR MALVINAS EN NUESTRA VICTORIA

25 ANIVERSARIO

Producido el desembarco en las Islas en 1982, distintas fueron las reacciones radicales. Todas en el marco de considerar, conforme a doctrina, que los derechos argentinos sobre las Malvinas eran incuestionables y que la decisión del dictador Galtieri una locura con la que pretendían, los militares, cerrar un círculo de terror en el País. . En ese momento la veda política era total y días antes hubo una brutal represión policial a una manifestación convocada por la CGT y en la que participamos desde la Junta Coordinadora Nacional y la Juventud Radical.
Illía izó la bandera de una plaza la mañana del 2 de abril acompañado de dirigentes radicales rionegrinos y neuquinos y entre ellos Osvaldo Alvarez Guerrero. Desde allí tomó una actitud pasiva y de no convalidación. Escuché personalmente a su Canciller Zavala Ortiz decir que “era la locura más grande que se podía cometer y que no había más que escalar para producir una negociación favorable y que mientras navegaba la flota hacia nuestro territorio, había que lograr la paz. “Son capaces de hasta lanzar una bomba atómica en la Patagonia”, decía él angustiado y yo sorprendido... El dirigente radical, que había conseguido en su gestión el más grande triunfo de la diplomacia argentina, públicamente se manifestó por los derechos argentinos y murió agobiado y durante el conflicto. Lo despidió el Canciller Costa Méndez. Esto es, pelear adentro y consolidar posiciones unitarias hacia fuera. El desprestigio a la dictadura le daba poco margen diplomático a la Argentina y que era lo que Zavala Ortiz pretendía ampliar y de lo que se agarraban algunos del entonces gobierno. Esos márgenes fueron conquistados y las oportunidades de la diplomacia se perdieron.
El Comité Nacional resolvió apoyar institucionalmente los derechos argentinos y sus dirigentes viajaron a Malvinas con Peronistas y miembros de otros partidos auspiciados por el Gobierno.
Radicales de San Fernando asumimos que la batalla era irreversible y que había que acompañar la reivindicación de una manera crítica y a los soldados de un modo contundente y denunciar al colonialismo como un factor contrario a la paz. Sumamos a la Unión Ferroviaria, la Fraternidad y fuerzas vivas apuntando al cambio de nombre de la Estación Victoria a la que denominamos Victoria Latinoamericana. Es que el originario y actual es en honor de la Reina inglesa. En todo eso tuvimos un papel dirigente con el actual Presidente del Comité de la Provincia Daniel Salvador. Llevamos dos micros a la Plaza el día de la concentración por la llegada del Secretario de Estado Norteamericano (el General Haig) y nos integramos al grupo que en la esquina del Banco Nación silbó estruendosamente a Galtieri (así estaba coordinado) y no sin temor por de donde venían él y su gobierno y con los soportes de los agentes de inteligencia que seguramente infiltraban el espacio. Nosotros veíamos una oportunidad radical de cara a otras confrontaciones anticoloniales y asumimos con firmeza nuestros símbolos.
A ese grupo importante confluimos con la bandera de la Revolución del Parque. (Ver foto). Creíamos firmemente que la movilización anticolonial y antiimperialista iba a generar un proceso que conduciría inexorablemente a la democratización y con una fuerte base en línea con la nacional. A decir verdad, en términos de movilización, era el sector más visible desde esa actitud y lo que parecía una contradicción resultaba una síntesis, de que era posible protagonizar ese acontecimiento procesando experiencia con nuestro pueblo, al lado de nuestros soldados y repudiando a la dirección militar.
Alfonsín nos enfrentó a todos en el Restaurante Lalin y explicó su oposición pública, y que despertaba antipatía en un pueblo sensibilizado por el conflicto y embriagado de triunfalismo. Casi en soledad fue contundente que no había que convalidar semejante irresponsabilidad, aunque sí lamentar las muertes de nuestros soldados. Ser firmes en el repudio a la decisión que beneficiaba a Gran Bretaña (lo que ocurrió) y nos aislaba del mundo. En clima de guerra su pregón formaba parte de la doctrina de los aislados.
A la hora de la rendición el pueblo se fijó en él, tildado entonces de zurdo y comunista, y le encontró razón la que le concedió liderazgo y esto fue un factor clave del triunfo posterior. Fue contundente en exigir de nosotros una actitud más homogénea aún los puntos en común de procesar la cuestión con nuestro pueblo y su experiencia y reivindicar la soberanía. Toda la incidencia teórica de Beltrand Rusel brillaba en su solitaria posición en la que nos fue involucrando para pasar a ser la más respetada a la hora de la verdad: la rendición.
El compromiso con la causa de Malvinas se manifestó en muestro gobierno en distintas acciones diplomáticas. Los piratas, precisamente, no nos tuvieron de amigo.
Los responsables fueron juzgados por su iniciativa. Desde la contundencia del informe del General Ratembach que trascendía (que presidió un despreciado Tribunal Militar) y que puso en evidencia la irresponsabilidad de la decisión por las improvisaciones y motivos ocultos evidentes.
En su escritorio de Olivos, el de Alfonsín, un casco de un piloto de la fuerza aérea en Malvinas ocupaba un lugar central. Democracia, Paz y Anticolonialismo lo sintetizó de un modo brillante. Era una de las bases del encuentro de Alfonsín con su pueblo. La ocasión de emergencia más clara de su liderazgo democrático. Una de las claves de su triunfo posterior aún las corrientes macartistas que nos siguieron persiguiendo (sospecha que se acrecentaba hacia nosotros en tanto Junta Coordinadora Nacional. La dictadura nos consideraba serviles a esa idea que a las postres nos enfrentó en las elecciones del 30 de octubre). Es que nosotros habíamos combatido muy duro en todos esos tiempos, desde la llegada de Onganía al poder. Pero esto ya es parte de la inteligencia de campaña, la nuestra, que nos llevó al triunfo hace 25 años y a la que ingresamos con ese estigma y no obstante vencimos. Inclusive al frente que integraban comunistas y peronistas y que propugnaban la amnistía de los asesinos.


No hay comentarios: