sábado, 1 de noviembre de 2008

Nota 239. LA CUESTION DE LA INSEGURIDAD

HACIA LA CONVENCIÓN PROVINCIAL
Estamos en problemas. Ocurre que un asesinato en San Isidro se convierte en un acontecimiento mediático, en términos relativo, superior a otro igual de Malvinas Argentinas por que se valoriza económicamente la noticia. Las capas medias acuden a los Blumberg y al imaginario de un sistema represivo feroz. Entonces nos tentamos a asumir la cuestión de la inseguridad desde una "oferta política" desconociendo que sanciones extremas no mejoran los niveles de seguridad. Desde la política este es un tema de mucha responsabilidad y más en la Provincia de Buenos Aires que derrrama sensaciones a todo el País. Los Convencionales Provinciales de la UCR deben tener en cuenta estas tentaciones a la hora de abordar la cuestión tal cual es necesario hacerlo y la recomendación es mirando el panorama de un modo más preciso y en contexto por lo que está en juego. Máxime ante un gobierno nacional que traslada la responsabilidad de la policia a los jueces como única mirada o pretende resolver todo disminuyendo edades para sancionar. Esto es, frente a lo mediático de profunda raigambre clasista, la repuesta es el oportunismo."Cuando el temor al crimen se extiende, la vida social y política se ven afectados. D. Garland[1] destaca que la centralidad del temor en la experiencia cotidiana de las clases medias de Usa e Inglaterra a partir de los años setenta, debilitó el sostén que las elites progresistas dieron durante décadas al welfarismo penal, generando consenso hacia las políticas de corte más punitivo. Trabajos franceses muestran un panorama más matizado. P. Robert y M.-L. Pottier registran en 1997[2] la persistencia durante dos décadas de un "síndrome conservador-autoritario" que enlazaba la preocupación securitaria, la xenofobia y el apoyo a la pena de muerte. Ciertos atributos hacían las veces de "antídoto" de tal síndrome: ser de izquierda, tener mayor capital cultural, ser ateo o agnóstico. Una mutación importante se advierte en un trabajo posterior[3]: la conformación de un nuevo grupo proveniente de los antes exorcizados de la preocupación, los "neo-inseguros", para quienes se autonomiza la cuestión securitaria de los otros elementos del síndrome autoritario, puesto que no son xenófobos ni apoyan la pena de muerte.La relación entre cultura política y temor también tiene sus particularidades en Argentina. Al igual que en Francia, la extensión de la inseguridad hace que deje ser el apanage de los sectores más autoritarios, afectando a personas con distintas ideologías políticas. " Gabriel Kessler (UNGS-CONICET) aborda la cuestión en los capítulos acerca de Victimización y temor en América Latina y Europa. La preocupación por el delito en la Argentina. Inseguridad y políticaLas representaciones del delito. Alteridad y aleatoriedad. Culturas locales de seguridad. ¿Políticas públicas contra el temor? y Narrativas de la inseguridad . Ver mas en http://www.argentinahola.com.ar/doc/kessler-inseguridad.htm

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