martes, 14 de diciembre de 2010

Relato 540: LA CUESTIÓN SANZ. COMPLEMENTO.

La Mesa del MORENA en Córdoba. Parecía que se ponía en marcha una candidatura. A mi no.

No son pocos los que piden datos de una nota anterior que en realidad es parte de otra más importante y larga. La 537 y transcribo la parte específica.
Pero esto no sin antes dar cuenta de una manifestación empírica de lo controversial de su "candidatura" y su condición de Presidente que afecta a la UCR. para hoy un acto a propósito de los indocumentados en La Boca. En realidad debió ser en Tigre y la ONG del caso la levantó ayer cuando supo que su presencia no era institucional sino proselitista. No estaban participados los Presidentes del Comité de la Provincia de Buenos Aires, ni la del distrito ni la Diputada Nacional María Luisa Storani quien, además, es de un distrito vecino y colaboradora de esa ONG. Y tenía razón de no invitarla como candidato. Esto debilita el fortalecimiento institucional de la UCR y la expone a un papelón. Que ocurrió inclusive ante fuerzas políticas amigas. En un tema tan sensible socialmente. ESTE ES EL PROBLEMA QUE TENEMOS EN EL PROCESO DE FORTALECIMIENTO INSTITUCIONAL RADICAL.
".......En ese sentido un grave retroceso es el de la "insinuación" de la candidatura de Ernesto Sanz. Es conocido y bien conceptuado en el espacio al que aspiramos movilizar el 3 de diciembre para proclamar a Alfonsín. Y resulta sugerente que se produzca en las vísperas del acto con el que queremos recuperar la calle para que las multitudes pongan, entre otras consecuencias secundarias, a Julio Cobos en una posición dirigente en el proyecto que conduce Alfonsín. Ese movimiento de Sanz tiene dos efectos inmediatos. Por un lado retrasa las condiciones subjetivas para la confluencia en un proceso de unidad fuerte y, por el otro, como perro del hortelano apunta a desarmar los movimientos más dinámicos de los últimos tiempos y que son los narrados respecto a las articulaciones políticas y sociales. No interesa tanto el por qué de la previsible puesta en marcha de un Plan B alternativo al Vicepresidente, y para competir con Alfonsín, sino por qué ocurre en las vísperas de la gran movilización. De la mano de nuestro Presidente del Comité Nacional ha retornado la desconfianza.
Hay una porción quedantista del Partido, situado principalmente en la Ciudad de Buenos Aires y que conduce a otra porción, principalmente de la Provincia de Buenos Aires, que tiene el solo propósito de bloquear nuestros avances. Esta alianza debe romperse mirando las contradicciones implícitas. Hay que rescatar a la militancia noble del rol que el establishment le asigna al radicalismo en el País. Si conducimos y no somos sectarios la mayor parte del camino está recorrido. Esa porción provincial no solo ha manifestado electoralmente su representatividad sino que ideológicamente es de un sesgo distinto. Entonces la contradicción a resolver mediante la lucha política será con tal porción partidaria porteña que ya no representa nada, tiene una estrategia funcional a Macri y abona a un bloque social con el establishment económico y sindical. Acá abrevan los empresarios prebendarios y la burocracia sindical.
La decisión de Sanz ha tenido un efecto brutal en la posibilidad de transferir al Partido nuestros avances tendenciales. Por eso obliga a buscar otras formas orgánicas que permitan sortearlo y mantener, en clave radical, el derrotero. En tanto es tiempo de programas y decisiones territoriales, debe ser tiempo de Solari Irigoyen y de los comités de distritos. El que necesitamos para la reconstrucción de confianza es más largo que el que demanda la construcción de un proyecto de mayorías.
Y acá está hoy el núcleo de la cuestión. El comando de la operación Sanz viene a bloquear nuestra dinámica, considera que el 2011 está perdido y que el escenario es el 2015 y para él como abanderado. El derrotismo conduce necesariamente a las malas prácticas y a las sospechas. Las que hay que remover. Y esa batalla está en la ciudad de Buenos Aires, el santuario de los que nos impugnan porque despreciamos al establishment (un neologismo de valor negativo y aún así lo naturalizan). No entendieron, ya no entendían en el gobierno de Alfonsín, que lo que para ellos son empresarios aliados, para nosotros es burguesía parasitaria que acumula desde las cuasirentas políticas desde los dramáticos movimientos en nuestro sector externo, déficit fiscal y envilecimiento del Estado. Lo que para ellos son dirigentes sindicales para nosotros son burócratas ricos en el frente obrero. Por eso, la batalla de la CABA es de carácter nacional como lo fue el proceso que concluyó con nuestra victoria en la Provincia de Buenos Aires en junio pasado.
Políticamente nuestras diferencias son irreconciliables. Es que en un esquema el político es lobista y se divorcia de las bases. En el nuestro es promotor y conductor del desarrollo y va por la liberación de las fuerzas sociales dormidas por los privilegios. Y obviamente por el sindicalismo libre".

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